Corría el año 1935 cuando se dio luz verde al proyecto de construcción de la presa que hoy contiene las aguas del pantano de Mansilla. Un año más tarde estallaba la Guerra Civil y las obras comenzaban un proceso de ralentización que las alargaría durante más de 25 años.
Este lapso de tiempo caía a plomo entre los habitantes del pueblo, que pasó de ser, a principios del siglo XX, la localidad más popular de la comarca, a perder población progresivamente pasando a 400 habitantes en 1940, 200 en 1950 y poco más de 100 en 1959 cuando se concluyó el llenado de la presa.
En otoño de 2010 el emblase ha sido vaciado para realizar algunas reformas, y el pueblo que ha mediados de siglo fue anegado ha vuelto a ver el sol, un paisaje diferente por el que se pasear.
Para terminar el paseo nada mejor que parar en La Pinta y reponer fuerzas con la familia degustando un sabroso cocido.